Fundacion Hypatia

Dignidad, subsidio y justicia ecosistémicos por Ronald Sistek

Esta es la cuenca que remata en Quintero/Puchuncaví, Región de Valparaiso, Chile, zona de sacrificio, una de ellas, van cinco y en aumento… zona que ha perdido la dignidad ecosistémica. Zona de desbalance total, en todo sentido, zona de historias interminables de dolor humano y no humano, zona en proceso de sobrecarga y colapso. Zona también sobre-manipulada por la perpetuación de un desarrollo económico convencional, lineal, al borde de la ley, reduccionista, donde se evidencia nítidamente el subsidio ecosistémico del crecimiento, las externalidades que no son incorporadas en los costos de producción y que son pagadas injustamente por quienes no tienen voz suficiente para demandar justicia ecosistémica: el mundo natural, las comunidades marginadas y las futuras generaciones. Son estos tres elementos del sistema los que están pagando el costo del subsidio ecosistémico. Son estas tres voces las que no son internalizadas al momento de la evaluación de los proyectos, menos son internalizadas al momento de la puesta en marcha, control de emisiones, resguardo de la salud humana y no humana. Son estas tres voces las que subsidian literalmente los costos de las compañías contaminantes.
El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, garantizado en la constitución, no se cumple. Los artículos 1, 2, 3 y 4 de la declaración internacional de derechos humanos están vulnerados en estas zonas. El artículo 1 habla de que
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Ni la libertad, ni la igualdad ni la dignidad ni los derechos… para qué hablar de la conciencia y la fraternidad. No hay quien resguarde la dignidad de las futuras generaciones ni la dignidad del mundo natural en estas zonas tampoco.
Después de años de intentos de restauración psico-eco-social en esta zona de sacrificio, permanentemente opacada por diversas fuerzas del sistema, de múltiples colores políticos e intereses sinérgicos, se acerca el momento del orden, el momento de la verdad, el momento de la reflexión profunda de la interconexión total que hay entre todos los fenómenos, un momento en el antropoceno de justicia ecosistémica y de recuperación de la dignidad ecosistémica. Gracias a todos los que están trabajando por este camino.

Comunidad de vida

Vivimos juntos como familia terrestre y comunidad planetaria, enlazados a través del corazón del universo, el corazón de la tierra y el corazón de cada uno de los seres. Una conciencia despierta y activa de unidad, reciprocidad e interdependencia nos permite transmutar las heridas individuales y colectivas para nuestro florecimiento y sanación.

Ética del cuidado

Principio de compasión, humildad y servicio inherente al ser humano que conduce al equilibrio y regeneración de la belleza y la abundancia en nuestra comunidad de vida. El cuidado de lo micro, lo simple y lo pequeño que lleva a una conciencia despierta sobre el impacto de nuestra frecuencia en la totalidad.

El Amor

El siglo XXI será el siglo del amor. Todos conocemos sus leyes pues las llevamos internamente a nivel químico, biológico y celular, y como sabiduría intuitiva o espiritual. Lo que hemos estado viviendo hasta hoy es solo el miedo al amor, pero durante los próximos siglos expandiremos su potencial, poder de regeneración y despertar del la conciencia.

Reciprocidad

Es la fuerza interior que nos lleva a restaurar y devolver la abundancia que hemos recibido para la regeneración de la armonía ecosistémica. Se trata de la conciencia de equilibrio y equidad sobre cuánto tomo y cuánto doy en los diversos ámbitos de la vida, de manera de restaurar el impacto de mis acciones y omisiones en la comunidad.