Fundacion Hypatia

“Dios se baila a sí mismo en mí”, por Willigis Jäger

El cambio sólo es posible si entramos en un nivel nuevo de conciencia, en el espacio transpersonal. Superar las limitaciones del yo es algo que la mística de Oriente y de Occidente siempre han sabido hacer pero esto puede hacerse dentro de las religiones y también fuera de las religiones. Las reformas al interior de las religiones han sido como cambiar los muebles de un mismo piso. Lo hemos hecho muchas veces y no ha servido de nada. Lo que tenemos que hacer es subir un piso más arriba en la experiencia de lo religioso.

Un nuevo nivel de la conciencia consiste en ser más plenamente humano. Hay que preguntarse qué sentido tienen esos pocos decenios de mi vida en un universo de miles de millones de años. El sentido es ser plenamente ser humano. Dicho en la manera cristiana: Dios quiere ser persona en mí, tal como soy en este momento, con esta figura que tengo. Este es el único motivo por el que existimos. Por eso bailo esa danza de la vida, pero no soy yo el que está bailando, sino que estoy siendo bailado. Dios se baila a sí mismo en mí. El maestro Eckart dice que Dios se saborea a sí mismo en las cosas. Ése es el motivo de mi existencia.

Yo tengo una importancia sin igual. Por eso dice Eckart que si no estuviera yo, Dios no sería. Por eso debo dar un significado único a mi vida durante esos pocos decenios en medio del universo. Mi ser verdadero no es la conciencia del “yo”, sino algo que no nace y no muere. Lo que soy en lo más intimo es algo que seguirá cuando mi cuerpo físico haya muerto. Y no soy el único que está bailando, sino que bailan conmigo muchas personas, que tienen la misma importancia que yo. Al experimentar esto, mis actuaciones serán diferentes.

La mística es una forma de oración, un camino de oración. Existen diferentes formas de oración y la mística es uno de esos caminos. Muchos cristianos llegan a una frontera con su oración verbal dirigida hacia un Dios personal y entonces entran en una nueva forma de oración, y esa oración es una nueva experiencia de lo que llamamos Dios. Eso es lo que la tradición llama la oración contemplativa, y lo conocemos por Santa Teresa de Jesús, por San Juan de la Cruz, Francisco de Osuna… Hay un camino donde se enseña esa religión mística.

Todas las religiones conocen dos formas de oración, una “esotérica” y otra “exotérica”. Las religiones, como el budismo, cristianismo, judaísmo, hinduismo e islamismo, tiene sus sagradas escrituras, sus dogmas, ritos, liturgias y esa forma de religiosidad se reza de forma exotérica. «Exoteros», en griego, quiere decir «desde fuera», y el rezo verbal o meditar sobre un texto serían la oración exotérica. Con esta forma de oración lo que hago es activar mis potencias psíquicas, como intuiciones, pensamiento, etc. Y la forma esotérica de oración desarrolla la contemplación (como el budismo con el Zen y el Vipassana; el hinduismo con el yoga; el islamismo con el sufismo; y el cristianismo con la mística). «Esoteros» significa «desde dentro» y en la forma de oración esotérica hago lo contrario: voy sosegando toda actividad mental, intento sosegar las potencias psíquicas, como la memoria, la voluntad y el entendimiento, para que pueda irrumpir lo que está detrás de ello.

 

Comunidad de vida

Vivimos juntos como familia terrestre y comunidad planetaria, enlazados a través del corazón del universo, el corazón de la tierra y el corazón de cada uno de los seres. Una conciencia despierta y activa de unidad, reciprocidad e interdependencia nos permite transmutar las heridas individuales y colectivas para nuestro florecimiento y sanación.

Ética del cuidado

Principio de compasión, humildad y servicio inherente al ser humano que conduce al equilibrio y regeneración de la belleza y la abundancia en nuestra comunidad de vida. El cuidado de lo micro, lo simple y lo pequeño que lleva a una conciencia despierta sobre el impacto de nuestra frecuencia en la totalidad.

El Amor

El siglo XXI será el siglo del amor. Todos conocemos sus leyes pues las llevamos internamente a nivel químico, biológico y celular, y como sabiduría intuitiva o espiritual. Lo que hemos estado viviendo hasta hoy es solo el miedo al amor, pero durante los próximos siglos expandiremos su potencial, poder de regeneración y despertar del la conciencia.

Reciprocidad

Es la fuerza interior que nos lleva a restaurar y devolver la abundancia que hemos recibido para la regeneración de la armonía ecosistémica. Se trata de la conciencia de equilibrio y equidad sobre cuánto tomo y cuánto doy en los diversos ámbitos de la vida, de manera de restaurar el impacto de mis acciones y omisiones en la comunidad.