Hay tardes frente a una puesta de sol con manchones de nubes tales, que esos colores parecen arrancados del crepúsculo de los dioses. Vemos los inconcebiblemente limpios amaneceres en la cordillera que aguijonean nuestro corazón para cumplir un destino de grandeza, así como ya lo son esas pirámides de roca aureoladas de sol fresco. A veces se ponen arcos iris bajo nuestra casa y se nos recuerda que vivimos bajo el techo de Dios, llenándosenos el alma de imposibles… Ciertas experiencias fugaces con otro, con un tú amigo donde ambos presentimos que éramos células vivas del cuerpo de una divinidad mayúscula, ciertas conversaciones son sentido alrededor de una taza de té que al final interrumpimos con un silencio sagrado… Y lo hacemos, porque presentimos que allí casi rozamos el Misterio. Porque el sentido del mundo nos sobrepasa, el significado de habitar este cuerpo, esta tierra, este multiuniverso de una vida caducamente celeste, nos sobrepasa. Porque parece que simultáneamente fuéramos diez mil vidas paralelas y reunidas percibiendo, amando, comprendiendo. Por eso tengo la sospecha de que los elementos, los ingredientes de la utopía –la Tierra sin males- ya existen por ahí, “son” en alguna parte, aunque dispersos y semienterrados… Nuestro trabajo será entonces reunirlos con inmensa paciencia con arreglo a un plan, según el diseño de un mito, al modo como un artesano del medioevo construía un delicado vitreaux. Nuestro Chile, tu México o tu Argentina, tu historia personal, si de verdad lo queremos ver, es un astillado fragmento de luz verdadera, una bella pieza en busca de su diseño divino que lo haga emerger desde el dolor o desde la estupidez… Nuestros mitos indígenas o europeos, la búsqueda de la esmeralda sagrada de nuestros Griales, “pueden equivocarse pero se dirigen, aunque vacilen, hacia el puerto verdadero” (Tolkien). En tanto, el progreso inconsciente de las finanzas y sus guerras, enfermo de egoísmo, mediocridad y pequeñez, conduce sólo a un abismo devorador y a la corona de hierro de las fuerzas del mal. La vida dura lo que demora en enfriarse un café, por lo que lo importante es la figura que logremos ver en el fondo de la taza: de la imagen de ese sedimento, esa que tú quieras ver, dependerá tu angustia, el sin sentido de tu locura, el absurdo de tu vida. O bien dependerá tu mayor placer, tu intensidad, tu significado, tu trascendencia.
ZILEY MORA PENROSE© ONTOESCRITURA
FB: Ziley Mora Penrose
“Vivir de sueños es lo verdadero” por Ziley Mora Penrose
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