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¿De quién depende la suerte o la no suerte? Por Ximena Dávila

Decimos habitualmente ¡qué suerte que ha tenido esa persona en su vida! o  ¡si esa persona no hubiese tenido la suerte que tiene, no estaría hoy donde esta!  ¿Será la suerte un designio divino, y será por esas causas misteriosas que depara la vida que hay algunas personas más favorecidas que otras?

 Sin duda, ninguno de nosotros/as elige dónde, cómo y cuándo nacer. A veces decimos que hemos tenido la suerte de nacer en una familia amorosa, donde todo se conversa, donde se escuchan los unos a los otros en un modo de vida que nos da cobijo, amor y ternura. Desde ese modo de vivir nos empinamos a ser adultos con mayores recursos emocionales para enfrentar cualquier catástrofe que se nos presente. Otras veces decimos que hemos tenido la mala suerte de nacer en una familia donde la conversación es muy escasa, donde no se escuchan los unos y los otros, y donde el espacio psíquico es de mal-estar, y hay muchas discusiones, peleas y sinsabores. Este modo de vivir genera angustias e inseguridad para enfrentar lo que nos toque vivir.

 Sin embargo la pregunta es: ¿será la suerte o la no suerte la que determina el que una persona nazca en alguno de estos dos modos de vivir? Yo pienso que no, ya que al nacer cada uno de esos modos de vida es sólo un punto de partida.
 Vivimos un presente continuo cambiante, y en cada momento de nuestro vivir podemos elegir desde nuestras sensaciones íntimas y los deseos que conllevan hacia donde nos orientamos en nuestro vivir. Una persona puede nacer en una familia amorosa y elegir un modo de vida que genera dolor y sufrimiento. Y por otro lado una persona que nace en una familia donde hay mucho mal-estar puede elegir desde su sentir íntimo generar una vida llena de amor y respeto.
 ¿Entonces de quién depende la suerte o la no suerte? Siempre el vivir que se vive depende de cada persona y de lo que él o ella quiera conservar en su vivir, ya sea parecerse a la familia de origen o hacer con su vida algo distinto. Hay una ley sistémica que dice: “Cuando en un conjunto de elementos comienzan a conservase ciertas relaciones se abre espacio par que todo cambie en torno a las relaciones que se conservan” por lo tanto la pregunta reflexiva iluminadora podría ser: “¿Qué queremos conservar en nuestro vivir?
La suerte es posterior a la experiencia, surge con la opinión del observador que dice a otra persona: “por dios que suerte que has tenido”. Y esa otra persona puede mirar su vivir y reflexionar: “no fue suerte, fue esfuerzo, mucho trabajo y ganas de salir adelante”.
 La suerte es una opinión relacional de un observador que no distingue que esa persona hizo buenas elecciones, y vio y tomó las oportunidades que la vida le puso en su camino desde ella, y piensa que lo bueno que vivió le sucedió por casualidad.  Al igual que la suerte las oportunidades son dinámicas relacionales que surgen como oportunidades sólo si uno las ve. Cuando una persona dice, “he tenido mucha suerte en mi vida”, oculta con ese decir las elecciones que hizo en un determinado momento. La persona no hizo elecciones al azar, eligió estudiar y trabajar para tener una profesión que le permitiera tener un buen vivir, se movió desde los deseos que surgían en ella desde su sensorialidad íntima.  Esa disposición en su vivir fue ¿suerte? o fue ¿elección?
Los seres humanos nos orientamos en nuestro vivir desde nuestros gustos, deseos y preferencias, y es desde estas emociones que generamos los mundos que vivimos. Siempre hay sólo dos caminos fundamentales con innumerables derivas: un camino de vida hacia el bien-estar o un camino de vida hacia el mal-estar. No cabe duda que es mas fácil cuando la persona nace en una familia con recursos económicos, emocionales e intelectuales, sin embargo el nacer en ese modo inicial de vivir no garantiza que esa persona tendrá bien-estar en el futuro. Y por otro lado, nacer en una familia de escasos recursos con menos posibilidades tampoco va a determinar que esa persona esté condenada a un vivir en el mal-estar. La suerte o no suerte depende siempre de nosotros, de las elecciones que hagamos en el vivir.
 Por lo tanto, si consultamos al oráculo, cualquiera éste sea, tenemos que hacerlo con personas serias y éticas en este campo y en su vivir, pues queramos o no lo que ellos nos digan influirá de manera consciente o inconsciente en nuestras decisiones. Un buen oráculo sólo muestra un camino posible. El camino que elijamos con oráculo o sin él dependerá siempre de cada uno de nosotros. Somos un presente continuo cambiante, no estamos fijos, y siempre vivimos un mundo de oportunidades si las sabemos ver, por lo tanto la claridad de nuestras elecciones dependerá de la claridad que tengamos frente a la pregunta reflexiva: ¿qué queremos conservar en nuestro vivir y convivir?

Columna cortesía de: www.matríztica.org

1 thought on “¿De quién depende la suerte o la no suerte? Por Ximena Dávila”

  1. Gracias Ximena, por hacernos reflexionar sobre nuestro vivir-convivir, en un continuo presente cambiante, que no van a ser la circunstancias sino que depende de la decisiones que tomemos en cada momento.

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